28 jun 2010

Home, sweet home

Sentada en nuestra sala de estar reposan mis conocimientos. Tengo sobre mi mesa un brownie y un cappuccino de vainilla. De vez en cuando, para no olvidar que todo un mundo se encuentra a mí alrededor, levanto mi vista y veo personas desconocidas, de procedencias desconocidas, pero todas con algo en común: el amor hacia el conocimiento, hacia los libros.

Están todos sentados en lugares diferentes, algunos se reúnen en grupitos pequeños con el fin de poner en evidencia sus experiencias vividas luego de viajar por algún tiempo al mundo del conocimiento, con su pasaporte que son los libros. Están todos concentrados, pero no estáticos, están felices comiendo del buen pan que es el saber.

En nuestra sala tenemos un bar muy bonito con bebidas de todo tipo y dos o tres picaderas y dulces de rápido comer. Justo allí en los taburetes que componen el bar se encuentran algunos “románticos”, uno que otro filosofo, algún político, un comunista y obviamente un revolucionario debatiendo acerca de nuestra realidad social, escucharlos, es leerse un libro de historia, que mejor lectura que el de la experiencia, que mejor café que el de los años. Es hermoso e inspirador. De vez en cuando, si tienes suerte puedes toparte con grandes de nuestro país, políticos, periodistas, sociólogos, eminencias del arte y de los negocios. Aquí todos somos iguales, con nuestras diferencias, aquí todos compartimos la misma devoción, no importa nuestro color, partido, preferencia sexual, religión…aquí todos somos pasajeros del mismo vuelo. A veces nos visitan artistas y se colocan en un espacio dentro de la misma sala donde hay un piano, y de ahí nos deleitan con bonitas piezas musicales haciendo el ambiente de casa mucho más placentero. El que no quiere estar en medio de los conversatorios, que en realidad no causan mucha molestia, pueden ir cerca de los estantes, donde hay uno que otro sofá personal, a revisar paginas, escribir ideas, redactar algún poema de amor, realizar bocetos con más calma y silencio. Es más liberal que una biblioteca, pero más restringido que una plazoleta, es un ambiente perfecto.

En lugares como estos algún día se consagraron grandes ideas: Jesús se dio a conocer entre los “Sabios” de su pueblo, Los Trinitarios ideaban la liberación de nuestro pueblo, las filosofías de Platón, Aristóteles y Sócrates se dieron a conocer, entre muchos más ejemplos. Es el espacio perfecto para realizar anotaciones, pensar en la vida, conversar con los amigos y hasta para enterarse de la forma de pensar de los demás, de la realidad social en que vivimos, para beberse un buen traguito y hasta para escuchar bonitas melodías. Aquí todos nos sentimos seguros y libres: vestimos lo que queremos, leemos lo que nos inspira, nos quitamos los zapatos, nos paramos, volvemos y nos sentamos, etc.

Todos los días se pasean los sentimientos por este lugar, puedes encontrar lo que quieras: un romanticismo en una página de amor, una desilusión en unas palabras de verdades que duelen, aventura en un libro de superhéroes, el entendimiento de la sociedad en “Composición Social Dominicana”, consejos de superación personal, misterio en una obra de Agatha Christie, poderío económico en “El G9 de la Mafia”, cuentos y fantasías en obras infantiles, la Fe en Papa Dios, en la Biblia, cultura en los Atlas y libros de historia, leyes y códigos en la sección jurídica, palabras desconocidas y frases comunes en los diccionarios, en fin un sin número de nacionalidades, autores, idiomas, culturas, formas de pensar, todo, absolutamente todo a nuestra disposición, any time we want, any time we need.

Es más, los que tienen la capacidad de transmitir conocimientos y vivencias, tienen también la bienvenida en nuestra sala, al lado del bar hay un pequeño espacio que parece un auditorio donde personas seleccionadas pueden realizar sus ponencias que algún día, si estamos interesados, nos pueden servir para nuestro beneficio propio.

Aquí no hay peleas, bueno una que otra opinión encontrada, pero nada que no se pueda solucionar con el valor del respeto. Aquí nadie juzga a nadie. Es un espacio maduro, libre, basado en el respeto a los demás y en la prudencia causada por el intelecto. El interés de uno es por igual el interés de los demás: encontrar paz y satisfacción. No importa si te sientes triste, feliz, excitado, desesperado, superior, inteligente, no tan inteligente, deprimido o feliz, venimos aquí a encontrar las respuestas de nuestras dudas interiores, ya sean causadas por alguna asignación académica, por una curiosidad social, por algún problema o por el simple hecho de adquirir nuevos conocimientos.

No hablo de vivir aquí, pero hablo de tomarse el tiempo de venir de vez en cuando. Es increíble lo libre que uno sale de este lugar y hasta más contento porque encontró la paz. Vivir aquí seria hacer de este espacio parte de tu rutina de todos los días, lo que con el tiempo se volvería monótono y aburrido, pero hay quienes vienen todos los días y se sienten bien, lo toman como un escape diario de la lucha emanada por el trabajo y la sociedad. God bless this place! Gracias a Dios y a la idea de alguien alguna vez, de crear estos escenarios donde podemos encontrarnos de esta manera.

Me voy con ganas de quedarme, pero se puede estar seguro de que volveré con las mismas ganas, con el mismo deseo y al cruzar el umbral tomaré aire y de mi boca saldrá lo siguiente: “hasta pronto hogar, dulce hogar”!

Bienvenida a la realidad

Estas no son las confesiones de una víctima, ni las justificaciones de un alma rendida, pero si de un ser humano que se siente como “perdedora".