17 dic 2010

Pluralismo


Al fin y al cabo, todos somos uno. Al no ser individualmente los únicos en el mundo podemos reflejar nuestro sentir en los demás, no somos más que espejos ante los ojos de quien nos mira, vemos en el otro lo que somos, lo que no queremos ser y hasta en lo que nos queremos convertir. Todos somos ejemplo, es por esto que odiar, envidiar, e inclusive desear el mal es una lucha vana, sin sentido que al final solo nos perjudica, pues al “ser uno”, todo aquello que deseamos a los demás de un modo o de otro se nos retorna.

Lo mejor que existe en la vida “es amar y ser amado”, y no necesariamente me refiero a iniciar una relación de pareja con el prójimo, sino a precisamente vernos en los ojos de las otras personas del mundo. Pienso que así podríamos cultivar el “DAR”, y con ello increíblemente recibir cosas hermosas eternamente. No se trata de vivir para el otro, como dicen, más bien de vivir para uno mismo llevando luz a quienes nos rodean. 

Un consejo, una mirada, una sonrisa, un abrazo cuando alguien lo necesita puede ser el cambio, el punto de partida de una nueva etapa en la vida de esa persona. Si nos proponemos podemos traer felicidad al mundo, esa que tenemos en nuestros corazones, pues la felicidad no es una meta, es un constante caminar, es un sentimiento que se nutre de momentos, de experiencias, de personas, de cosas, pero sobretodo que se construye con amor. El punto está, en tratar de no ser un obstáculo en la vida de los demás, pues siendo así estaríamos obstaculizándonos a nosotros mismos.

Mirémonos y tratemos de superar nuestras limitaciones, amémonos, ayudémonos a ser mejores, está de más decir que la primera ojeada debe ser a nuestro interior, donde nos toparemos con nuestra alma y corazón, luego viene todo lo demás. 

Al escucharte siento tu dolor en mi corazón, no porque viva lo mismo, sino porque te siento en mi interior, veo en ti reflejado un sentimiento que conozco, la tristeza, puede ser que no por los mismos motivos, pero sé muy bien lo que se siente. En cambio, en tu sonrisa veo mi alegría, no porque me sienta feliz, pero me da fuerzas para continuar y lograr serlo. Viéndote, puedo ser mejor, nunca peor, porque de ti aprendo lo mejor, de ti saco lo que a lo mejor no he cultivado y que puedo comenzar por sembrar. A tu lado puedo crecer, y ni siquiera te conozco, es porque tengo tu corazón, tengo tus manos y tengo tu esencia.

Todos somos distintos, únicos, y eso es lo que nos hace uno.

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