30 sept 2009

Y al fin fue...

Sí, hoy es otro día en el calendario de mi vida, anoche ganó el machismo, el abuso, el dolor… Hoy nuevamente tengo las marcas moradas en mi piel, pero no se comparan con las eternas heridas de mi alma.

Al momento de irme de casa nunca pensé que me toparía con la violencia, el amor, si, el amor es quien me ha traído estas duras penas, y pensar que creí que me libraría de todo eso en el mismo momento que me fuera de casa, pero no, la casa me ha seguido.
Al llegar a la casa, todo estaba ordenado y debidamente puesto, la cena estaba caliente en la mesa y los niños estaban envueltos en mil sueños para no escuchar, para no ver, pues otro día les esperaba para aprender; su canal favorito estaba colocado en la televisión, toda la casa lo esperaba con la esperanza de que fuera a dormir tranquilo. Pero su alma llegó más que descontrolada, la embriaguez de otro día pesado de trabajo se le notaba en el aliento, hoy llegaba con un bate en su mano…acaso jugaba pelota?! Ojalá hubiese sido así. Lógicamente era destinado a marcarme la piel, el alma, por infinita vez…


No sé qué le habré hecho, pero se dirigió a mi sin ninguna explicación, lo sentí desde que entró a la cocina donde fregaba mis penas, simplemente sentí el golpe en la espalda, me gritaba, me alaba, me pegaba sin fin y yo, cubierta por un sudor color carmín, no hacía más que llorar y pedir auxilio, y su fuerza era increíble, tan increíble que llegó un momento que sentí que me golpeaban el alma, llegó un momento en el que parecía que más que un humano era la maldad en vida real…MALDITO...BESTIA!!!

Al siguiente despertar parecía irreconocible, me rogaba que lo perdonara, me pedía que me quedara, que me amaba sin fin: Amor, estaba muy molesto, perdóname, me pasé con los tragos…fueron sus palabras, vil descarado. Llevó los niños a la escuela y me besó en la mejilla, mientras yo lo veía alejarse hacia un nuevo día donde esta vez, no llegaría ni molesto ni cansado, y si llegaba cansado yo lo haría descansar, pero para siempre, no lo soporto más, no lo aguanto más, así no puedo seguir.

Si anoche ganó el machismo, el abuso, el dolor...hoy ganaría algo más…

Cuando sentí que la puerta de casa se abría, se estremeció mi cuerpo, era él y nadie más, el hablar de sus palabras se iba perdiendo en el espacio, no era yo, era alguien más quien se encontraba acostada en la cama esperándolo. Esta vez se dirigía a mí con aires de lujuria y agresividad, que era bella me decía, pero no era más que el fuerte deseo del sexo quien lo llevo a decirme tal alago, es UN CERDO, pensé para mis adentros.

Yo no quería, sentir que me tocaba con tal pecado me hacía sentir miserable, más miserable de lo que ya era por nunca haberme alejado, por no cuidar a mis hijos, por permitirle durante años tanto maltrato, es que no tenia donde ir, ni ahora tengo, pero ya no me importa, no seguirá siendo así, mis niños están con mi madre, oh! Al fin siento que los protejo, ahora están a salvo, siempre fui una inútil, nunca quise dedicarme a nada, me concentraba en largarme de mi casa para no seguir sufriendo los abusos de mi padre. La ilusión de casarme con un hombre poderoso que me sacaría de mi infelicidad, fue el error de mi vida, pero peor aún…fue el hecho de mantenerme con él a pesar de los pesares. Claro, si nunca me respeté CÓMO PRETENDÍA QUE EL LO HICIERA? Pero ya eso es pasado, ahora le tocará a él.

Y forcejeando contra el recibí el último de los desprecios, recibí el último de mis dolores, pues rápidamente me dió tiempo a sacar el arma con la que un día maté a mi padre, por sus abusos, por sus maltratos, hoy esa misma arma sería utilizada para matar al autor de mis sufrimientos desde hacía años, porque creí en él, creí en su amor, pero no, era igual de bestia que mi padre, y apuntándole el arma en su frente me miró con grandes ojos, donde además de ver miedo, vi sorpresa, nunca se lo imaginaría, yo, que duré tantos años sumisa a su autoridad…

Hoy lejos de todo y todos encerrada en un manicomio, sin mi madre, sin esposo y sin mis hijos, me encuentro describiendo aquella noche en la ganó el machismo, el abuso, el dolor, pero más aún, me encuentro viviendo aquella otra noche en la que otra vez, ganó la furia, la rabia, pero sobretodo la venganza.

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