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Insomnio
de amor, búsqueda infinita. El mundo y sus bellezas, lápiz, música, colores,
guitarras, voces, caricias, astucias. Noches en velas apagadas, vivas. Madrugar
buscando soles, amanecer extrañando lunas, sabores y perfumes, no hay paraíso
sin vida.
Acordes
con sueños, montañas con aspiraciones, carreras con afanes, miradas llenas de
intenciones, perfectas punzadas, el corazón es más que un latir, es un
reproductor de movimiento.
Palabras
sopladas, susurros escritos, noches en velas encendidas que buscan lo perdido o
lo buscado, que es lo mismo, pero no es igual.
Pasos,
huellas, caminos, el rumbo desconocido es la aventura mejor vivida. Sabes tu
nombre y tus apellidos. No se puede pedir más que unos buenos remos para llegar
a la otra orilla.
Noches
en velas gastadas, prendidas una y otra vez. Amor y agua, fuentes de impulsos.
Al
fin vivo, sin saber que esperar, solo puedo ser cuando busco, cuando encuentro,
cuando dudo y sigo, cuando llamo. Noches de velas, rindiendo culto al espía que
mira a todas partes.
Mañanas
de luces apagadas, retos del despierto. Sentimientos quebrados, el alma es más
que la esencia, es eternidad.
Ciego
cuando veo, vista nublada, párpados inquietos. La arena es la semilla del comienzo y del infinito.
Las
alturas son la verdadera cercanía. Si te acercas alejas todo lo demás. Montañas
y ríos, risas y llantos, saltos sentados. Lo difícil es subir de nuevo, es
ahogarse otra vez.
Las
contradicciones crean más de una posibilidad. El cambio es la certeza de la
evolución. Noches con velas para creer que no te has ido a ninguna parte.
Los
cabellos son las mejores cuerdas. Noches buscando velas, para no perderse uno
tanto entre salto y salto.
Nadie
lo ve, son solo velas y un poco de llama que arde…ahora.