LOS CÓMPLICES EN TRAMA
Vuelves
y me miras, me miras cuando vuelves.
El
paso tras tus huellas solo grita regreso.
Regreso
esperado por mis ansias, aquellas producto del amor que se descubre en tus
ojos.
Ojos
que al cerrarse me dejaron entre abierta la puerta de la ilusión.
Ilusión
que me mantiene viva y dispuesta a recibirte.
Al
verte llegar, el pasado es solo memoria y el presente cobra valor, mientras el
futuro queda en espera porque mi ahora es tu paso certero que te traen a mi
encuentro, que se ahoga de momentos que solo a tu lado vivo.
De
nuevo me pierdo en tus ojos que tu alma muestran, me llevan al infinito, ¡qué
dulce encuentro!
En
tus cabellos traes tus dudas, inseguridades en tus labios, pero atentos tus
oídos que escuchan los latidos resonantes de mi corazón que te dan la
bienvenida al pronunciar tu nombre.
Así
te quiero hoy, siempre,
un
paso más allá del amor,
en
el punto exacto de nuestras respiraciones
sosegadas
de alegría,
que
hacen titubeante las caricias.
Despierto
alborotada, son más de las diez. En el silencio de una mañana que nos descubre,
a mi lado, en el silencio de tu sueño te observo dormir y en la tranquilidad de
tu descanso merecido recuerdo lo vivido en la madrugada, la noche se hizo larga
viéndote regresar.
La
paz que emana de tu ser me llena de alegría. Abres los ojos y me capturas
observando tu silencio. Te levantas con esa sonrisa que me libera, invitándome
a volver a cerrar los pensamientos. Así vivo, así somos, cómplices.
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