El sol entra por la ventana anunciando un nuevo
amanecer, es decir, un nuevo comienzo. Nada de ayeres, nada de mañanas, hoy
existo, hoy vivo. Los rayos amarillos del sol que nace iluminan las tinieblas
en que dormían mis sueños y les da brillo y forma, es decir, le da paso a que
se hagan realidad.
No sé que pasará en un rato ni que acontecerá en el
día, mas mi felicidad responde al ahora en el que estoy, las cosas pasan en el
tiempo de Dios, yo no tengo como medir el tiempo, sería inútil de mi parte
intentar que las cosas salgan como quiero y cuando quiero si la voluntad viene
de mi Padre que está en el cielo y que está en mí, pero de vez en cuando
pretendo que esto no es así y en la intimidad de mi habitación, que es mi lugar
de estrategias hago y deshago sintiéndome capaz de tomar el mundo en mis manos,
pero al final del día me siento feliz porque realizo que he caminado por un
sendero que desconocía, mas no por ello carece de mi agrado, al contrario.
Miles de pensamientos y deseos vienen a mi mente,
miles y millones. Es como si antes hubiese vivido una vida y estuviese
recordándola. Abro los ojos y me doy cuenta donde me encuentro y los latidos de
mi corazón me indican donde iré, es como si no viniera de mí porque no surge de
ningún razonamiento sino de algo más fuerte. Cuantas cosas hay fuera de las
cuatro paredes que representa mi hogar, que gentes habrá por ahí, cuales
lugares estarán esperando por mí. Que maravillosa es la creación de mi Viejo,
me ha dado todo, y sin embargo conozco tan poco, no solo me dio la libertad de
vivir, sino que además mandó a Jesús a salvarme, pero también me da un espacio,
que es el mundo, para que vaya y lo busque dondequiera que se encuentre: entre
los versos de un poema, en la brisa que despeina las montañas, las melodías de
una canción, las letras de una buena historia, los pensamientos de grandes
hombres y mujeres. Llenos están el Cielo y la Tierra de su Gloria.
Mi vida hace mucho es una obra de arte, cuando Dios
me creó, mucho antes soñó conmigo y no me dio la vida para quedarme simplemente
pensando y añorando, me creó con un propósito que he descubierto y me ha
abierto las oportunidades de caminar dejando su huella donde vaya. ¿Qué más que
vivir? Y vivir no es una filosofía ni un ideal como muchos piensan, aquellos
que se jactan de ser racionales y realistas, es un constante caminar, es
conocer, es ser mejor todos los días, es ser más humano con cada paso, es
crecer y ver, oler y amar, sembrar y cosechar, aprender y perdonar, hablar y
seguir, detenerse y mirarse a uno mismo, a los demás, lo que nos rodea, pero es
también hacer lo que uno tiene que hacer, es comprometerse y actuar, pero
sobretodo amar. No es precisamente estar sentados esperando, es buscar.
Poderoso no es quien tiene mucho, es quien es capaz
de lograr algo con lo que tiene, con lo que es.
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